Un tatuaje es una herida punzante en las capas profundas de tu piel,
que se llena con tinta. Se realiza penetrando la piel con una aguja e
inyectando tinta en la zona, generalmente creando algún tipo de diseño.
La razón por la que los tatuajes duran tanto es que son profundos: la
tinta no se inyecta en la epidermis (la capa superior
de la piel que continuamos produciendo y cambiando a lo largo de toda la
vida). Por el contrario, se inyecta en la dermis, que
es la segunda capa de piel más profunda. Las células de la dermis son
muy estables; por lo tanto, el tatuaje es prácticamente permanente.
Los tatuajes solían realizarse en forma manual, es decir que el
artista encargado de realizar el tatuaje pinchaba la piel con una aguja e
inyectaba la tinta manualmente. Si bien este proceso aún se emplea en
algunas partes del mundo, la mayoría de los talleres de tatuajes
utilizan una máquina para tatuajes. Una máquina para tatuajes es un
instrumento eléctrico de mano, semejante al torno de un dentista. En un
extremo, tiene una aguja esterilizada, conectada a tubos que contienen
tinta. Se utiliza un pedal para encender la máquina, que mueve la aguja
hacia adentro y afuera mientras deposita la tinta aproximadamente 1/8 de
pulgada (casi 3 milímetros) debajo de la piel.
La mayoría de los artistas que realizan tatuajes saben hasta qué
profundidad llevar la aguja, pero si no se llega a la profundidad
necesaria, el tatuaje parecerá borroso, mientras que si la profundidad
es excesiva, puede haber sangrado y mucho dolor. Realizar un tatuaje
puede llevar varias horas, dependiendo del tamaño y del diseño
seleccionado.
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